El folk ya tiene su Antony Hegarty. Se llama Taylor Kirk y disfruta de las frías noches en la pradera canadiense como tú lo harías en la playa. Hacia ese cielo sin estrellas y ese piso cubierto de hielo seco van sus plegarias, sus coros lastimeros y esa voz honda, casi teatral, que hechiza a las vacas.
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