Esta vez no hubo posición opuesta. The Cranberries obtuvo aprobación unánime entre nuestras cronistas invitadas, durante su recital del 8 de febrero en el Estadio Monumental. Leamos la tercera colaboración en Odio la Música, escrita por una enamorada (y me consta) de la música y de la cultura celta.
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Por Angie Rodríguez (texto y fotos)
Desde que tengo 10 años me enamoré perdidamente de Irlanda y de la cultura celta, no importaba si fuese mitología, gaitas, lenguaje o danza, supe desde entonces que lo quería todo. Y el bichito de la curiosidad creció más y más.
Sé que debo haberlos escuchado antes, pero mi disco duro data desde 5to de primaria cuando mi fabuloso grupo humano de amigas del colegio tenía la suerte de tener hermanas mayores que alimentaban sus oídos ávidos por más música in y si bien éramos las music geeks del salón, no hay cosa que considere más fundamental que la pasión por la música como la que nosotras teníamos, recreos enteros con discos de Queen en el walkman, que luego pasó a ser el discman con el anti-shock y temas de Nirvana, Foo Fighters, RHCP, Metallica, Alanis Morrisette, Toto, The Scorpions, y tantos más que harían que lo anteriormente escrito parezca mínimo.
Si bien cada banda musicalizó nuestros días, no había mejor, que nos diera tantos ánimos, como The Cranberries para sentirnos felices, animosas, gloriosas, grandes, mágicas y trágicas, no había mejor grupo ni lyrics que soltar en clase que los temas de The Cranberries; todas queríamos tener la voz de Dolores. Porque, es un hecho, Dolores, tu voz nos hace delirar.
Y ayer mientras rogaba a todos los santos, incluido a San Patricio para no perderme demasiado del concierto, llegué al monumental 2 años después de Duran Duran, corriendo la maratón de mi vida, leyendo el cartel que decía Zona CRANBERRIES y volar a sacar la entrada en mano, sufrir cuando la rayaron y partieron, pero "Linger" ya sonaba y las 2 primeras canciones que oí por el celular me habían dejado nostálgica e incrédula. Llegar al sitio, luchar con otros cuerpos bramando por más de Dolores y la banda no fue tarea fácil.
Sin importarme nada ni nadie, no podía creer lo que mis ojos veían, parte de Irlanda, mi tierra soñada, transmitiendo su cultura en sus letras y estilo. No era Riverdance, pero Dolores era una gacela en el escenario, un ángel, un hada, un leprechaun vibrante y contagiante de emociones, pasión y delirio. Sentí una mujer entregada por completo a su público y con suma ternura nos hipnotizaba suavemente con cada gorgoteo proveniente de esa garganta tan poderosa que tiene como don.
Cada canción caló más en nuestra mente y nos la fuimos creyendo enteramente. Nos entregamos al compás de los saltos y arrullos de Dolores O’Riordan y las notas producidas por la guitarra y bajo de Noel y Michael Hogan más la batería de Fergal Lawler, acústica perfecta para llenarnos de estallidos por más hasta perder nuestras cuerdas vocales en el intento. Estábamos realmente... I'll be dreaming my dreams with you. It's out there. It's out there. It's out there. If you want me I'll be here... como decía Dolores en "Dreaming my Dreams".
Aún no me la creo, a medida que cada canción pasaba decía, "esta es una señal, una buena señal; señal de que aún puedo lograr mis sueños contigo Irlanda, lo lograré, si ellos vinieron, ahora te toca a ti rendirles respeto a su tierra". No será mañana, pero cuantas más ganas de que sea pronto me dieron ayer, todo gracias a ellos, a Limerick y recordar que es el pueblo de mi amado Frank McCourt también, una zona tan pobre y necesitada, tocada y sufrida por el IRA, y mientras Dolores cantaba "Ode to my Family", recordaba lo lejos de casa que están, pero lo agradecida que se mostró contándonos la calidez con la que los peruanos la habían tratado.
Cuando llegó a "Salvation" recordé cuanto hincapié hago en mis alumnos cuando les menciono la diferencia entre Make a line y Do a line, siempre les digo que Jamás DO a Line, y coreo a Dolores, To all those people doing lines, don’t do it, don’t do it, Inject yourselves with liberty is free, is free…. Hago la mímica de lo que Do a line significa y entienden a la perfección y se ríen, todo eso me vino a la mente mientras cantaba con otros desentonados histéricos como yo.
Mi cúspide llegó cuando Dolores se volvió una sirena y me engatusó con su mermaid signing al inicio de "Ridiculous Thoughts", adoro esa canción por alguna razón que aún no puedo definir, pero cada vez que escucho el intro, mi mente vuela hacia mil escenarios posibles en una tierra fértil y llena de sueños imposibles para mi realidad pero posibles para mi cabeza. No sabía si llorar, gritar o vociferar, pero era todo, y el cierre de la canción fue 100% enérgico, continuando con "Zombie" el público entró en estado de shock y muchos sufrieron de paros cardíacos. Fue un ataque mental tanto para nuestros oídos y corazones que latían bajo un mismo son.
Entregas, hubo tantas, el público vibró, gozó, recordó, sintió, cantó, desentonó, aplaudió, piropeó y vivió una experiencia sin igual. El cierre con "Dreams" fue glorioso, realmente representó lo que este concierto significa para muchos peruanos que tal y como yo, jamás creyeron que este día llegaría y sería posible, fue realmente un sueño de ensueño.
Dreams, por Larr80 en Youtube
Si bien faltaron temas como "Just my Imagination", "This is the Day", "Analyze", "Stars" o "Time is ticking out", les puedo asegurar que ayer nuestra imaginación analizó lo que esas estrellas nos dieron por analizar en una era donde sentimos que el tiempo se nos va. Aún quiero más, pero lo que escuché y viví ayer, no tiene precio. Tengo por seguro que la voz de Dolores vivirá en mi eterna memoria.
~ Amen Éire.
P.D. Nota para el público limeño, para una próxima, si tienen ganas de más, pidan más, no sean chunchos, se los pido encarecidamente, por favor, probablemente si nos unimos, los artistas puedan dárnoslo. Hay que perder ese roche, porque después la única loca que grita y pide más, soy yo. Ja.
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