Dejémonos de vainas... este video ha sido capaz de hacer que una fría corriente atraviese mi médula. No por el irrelevante parecido de la mujer a Sadako o alguno de los bailarines de Thriller, sino por mucho más. Algo comprende esta sueca que no he sido capaz aún de descifrar. Un nivel mínimo de conexión con una cosa que se mueve bajo tierra, o entre sombras, o en alguna dimensión distinta. Algo que sacude las aguas y se esconde bajo andrajos en los bosques.
Karin Dreijer Andersson no solo gusta de pintarse como calavera. Es admiradora del cine de Lynch, Jarmusch y Kaurismaki, tiene una banda paralela con su hermano, la electropop The Knife, y cree que Suecia no es tierra de vanguardias. Su elemento es lo tribal y su expresión, la percusión. Desde allí empiezan a brotar sus ideas, a las que luego llena de música, de imagen y de contexto. Llenarse el cuerpo de escamas es parte de su concepción sonora. Convertir la voz en un elemento extraterreno es su logro más apreciable.
"Concrete walls", por Nenuupharr en Youtube
Con tales referentes, no es sorpresa que cierta materia inquietante o deforme se cuele en sus composiciones. Y tal vez no sea Karin ni Fever Ray quien lanza ese mensaje, sino una instancia distinta. Un elemento común. Como aquella grieta arcaica que aparece cuando el temor nos paraliza. O la fuerza que de súbito nos hace actuar como si no fuéramos nosotros.
When I Grow Up.
Fever Ray.
Estocolmo, Suecia.
Álbum: Fever Ray, 2009.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario