God is a DJ - Fatboy Slim en Lima

Foto: RPP

Oh sí, la mejor fiesta es aquella en la que piensas que en algún momento esto tiene que acabar, porque tu cuerpo ya no lo resiste o porque una dosis extra sería mortal. Dos horas y varios minutos fueron suficientes para que Norman Cook se convirtiera en algún arquetipo de Dios. Pinchando, pegando, levantando a la gente, Fatboy Slim hizo todo lo que se puede esperar de un rave o de cualquier concierto. Fue un animal manejando una Apple, un clon listo para aplastar.

Intro, con "Praise you" e inicio del reventón

El hecho es que estoy aquí, en cama, con los talones hinchados, las piernas demolidas y hasta los músculos de las manos sufriendo. Tú, que gustas del baile y que estuviste anoche, me entiendes. Desde la intro, con la tormenta eléctrica y el presentador virtual de color serio, hasta los primeros compases de "Praise you" y la despedida con los mismos acordes, todo fue perfecto. La puta madre, qué manejo del tiempo, qué compás, que manera de encajar los golpes en el momento exacto. Así sí se puede bailar, cuando sabes en qué momento sacar las manos y los pies, no como los DJs locales que tienden a alargar y alargar la pista hasta dejarla como un chicle sin sabor. Esto fue otra cosa. God is a DJ.

Momento sagrado, casi 10 minutos de "What the fuck?" con "Star 69"

Como cada noche que se recuerde con cariño, tuvo sus momentos altos y otros, algo bajos. Sobre la música, ni hablar. Una seguidilla de entradas brutales de todo calibre, desde las Supremes con "Stop in the name of love" hasta Iggy Pop, hipnotizando con la clásica versión club de "He's Frank". Sin olvidar los momentos latinos, que como entenderán no podían pasar de samba ("Mais que nada", de Sergio Mendes), y un guitarrazo español que, aunque bajó algo el ritmo, sirvió para descansar el cuerpo un momento y prepararlo para el envión final.

Desde una esquina, "Weapon of choice"

Y cómo olvidar a la gente vuelta loca con la aparición de los ojos camaleónicos de Christopher Walken en la pantalla, haciendo notoria la llegada de "Weapon of choice", o la versión kraftwerkerizada de Cook durante los casi diez minutos de "Star 69", la humeante aparición de "Gangster trippin´", el homenaje a la noche herbal con "Could you be loved?" de los Wailers y el criminal set final de "Rockafeller skank" con "Praise you", con una despedida de Norman enfundado en la bandera peruana y besándola, el gesto que hacía falta a esas horas, pasadas las 4:30 de la mañana, para levantar a un público hecho trizas.

Pin de la carita feliz y pirata. 

Será muy vista en estos días.

Sólo para citar, lo malo de la noche, como casi siempre, fue la pésima organización, que hizo a mucha gente perder una hora en la cola del único ingreso, las escasas medidas de seguridad, la gente de mierda que se emborracha o se prende y después busca problemas y la meadera en la zona de los baños. De hecho, también dio vergüenza ajena -también es común- que muchas veces aparecía en la pantalla gigante la zona delantera y parecía el público de Viña del Mar. Y ver a Carlos Cacho como si nada, paseándose lleno de escarcha cuando debería estar en cana.

Pero lo más indignante de todo fue que las basuras de la entrada no te hayan permitido conservar el boleto del concierto. Lo único que me queda como prueba de esta noche es un pedacito de cartón rosado de 3 x7, con la palabra Clubber, o la zona en la que haya uno estado. Esto, claro, más un dolor de espalda que me va a durar semanas.

Concierto en Lima, 5/11/2010.
Fatboy Slim.
Explanada del Estadio Monumental.
Ate, Lima.