Y una mañana Chuck despertó convencido de que el metal no importaba más. Dejó a la acústica el trabajo sucio de sacar al viento las melodías que torturaban sus noches de color carmesí y se dedicó al tonto acto de componer. Adoptó el nombre de Prisoner of Love, permitió que supieran que escuchaba a Bread y a Nilsson mientras iba a la oficina y propuso a su pareja, a quien llamo The Other Dude, acompañarlo en esta aventura de tonos rosa flagrantes.
De pronto, el ridículo no importó más. Llenó de corazones en fuego su página web. Hizo un llamado al amor universal, extraterreno, en canciones humeantes de pura pasión. Se transformó en una caricatura de aquella caricatura de compositor que puede hacer, por ejemplo, algo tan pobre como los versos del comercial de Movistar. Y ganó. Sonó como siempre hubiera querido permanecer Gran Lee Philips cuando se perdió. Sonó como el papá de Rafo Ráez escondido en un ascensor. Sonó como suena la mañana cuando, por algo o por alguien, la dejaste pasar.
Silhouette.
Love... The New Crave.
Portland, Estados Unidos.
Álbum: Radio Ready, 2009.
Video: Lovethenewcrave.
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