Ella desgrana su repertorio tan plácida que quien la viera diría que come las uvas más maduras y deja caer una gota a propósito. Camina tan lento como largas son sus piernas. Y te dice: "¿Cómo así pasó tanto tiempo?". Y coge su guitarra con esa palidez perfecta. Y se mueve el cabello, que siempre encaja de la mejor manera. Entonces, canta. "Nadie como tú", para abrir esta noche, como siempre, sin estrellas.
"La distancia adecuada", segundo tema del concierto
Fue sólo Christina con una acústica, Charlie Bautista en la primera y un teclado que vigilaba desde atrás, a una distancia adecuada. Ella te cuenta una historia de seres fantásticos que abrieron la tierra de Pachacámac para encargarse del setlist. Te dice que despidió a los demás músicos porque la tierra poderosa quería escuchar el sonido puro de la guitarra. Y te hace reír mientras sus 46 años te gritan que es imposible, que el tiempo no existe. Y si es que existe, sus finísimas piernas lo esquivan.
Christina repasa las épocas de los Subterráneos con "Muertos o algo mejor", mientras pregunta al público si alguien estuvo con ella en ese insólito 1994. Luego se trepa al piano para matarnos con esa versión enorme del "Hallelujah" de Cohen que tanto ha aprendido a interpretar, y luego cerrar un miniset memorable con "Tok tok", que con el fantástico arreglo de ayer pasa a estar entre lo mejor de su repertorio.
"Animales invertebrados", poco antes del encore
No recuerdo cuántos minutos duró el concierto, pero sí que cada tema era confesión y búsqueda de respuestas. Ya han pasado para ella los años de la rebeldía, la pose y la dispersión. Ha llegado al momento en que no le importa mostrar en su música que ha perdido, o que nadie la espera. Siento que trata de decirlo, a medias, mientras interpreta ahora mil veces mejor que su viejo ronroneo. Pero tiene también una urgencia: responder a los gritos de la gente que pide lo que más se recuerda.
Los retornos fueron agradecimiento de una artista emocionada a un público que claramente la adoró. Viajes por los momentos ganadores de su carrera con "Ni una maldita florecita", "Tú por mí", "Mil pedazos", "No lloro por ti" y "Pálido", arregladas algunas de ellas para responder al acústico.
Y así se despidió la rubia que mientras estuvo en Lima se hospedó en un hostal de Jr. Risso, tomó caldo de gallina y trepó los cerros de Lurín, como intentando encontrar el mundo al que pertenece. No sé si lo logró. Pero sí escuché que en enero volveré a verla. Sólo espero que entonces se anime a cantar "Tu boca".
Aquí
el setlist de la noche.
Concierto en Lima.
Christina Rosenvinge.
Discoteca Vocé, Lince.
Foto: RPP / Videos: HecorAfd / ElCexar /