Hay en Nibiru, el planeta de los dioses, una voz escondida que susurra al espacio una tonada mágica. Hurga en el tiempo, predice el futuro, comprende el pasado. Al igual que Dead Can Dance, entiende la música como una forma de crear mensajes fuera de tiempo. Su vehículo suena a folk y pop, su horizonte es más amplio: un millar de estrellas y el viento sideral que las refresca. El viaje a Nibiru apenas ha comenzado. En febrero partió la primera de tres naves y quienes nos subimos a ella hemos visto a la Tierra tan pequeña.
Il Signore delle Stelle.
Prime Time.
Reggio Emilia, Italia.
Álbum: Il pianeta degli dei / 2008.
Dead can dance - The carnival is over (1993)
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